Què passa si no gestiones la teva pròpia identitat virtual? Molt fàcil. Si ets un personatge públic en un entorn determinat, sigui local, regional, nacional o més ampli, si tu com a persona no te preocupes de dir qui ets, que fas i que penses, quan una altra persona cerqui informació de tu per Internet només trobarà aquellainformació que hi han posat els altres, per exemple notícies que han sortit als diaris, publicacions del BOE o d'altres diaris oficials amb informació per exemple de multes que no has pagat, de problemes legals amb l'ajuntament, etc. Qualsevol cosa que te puguis imaginar.
Per això, sobretot per les persones públiques és important que tenguin cura de la seva identitat digital i que la gestionin de forma òptima en el ciberespai, perquè quan una altra persona cerqui la persona per Internet, trobi la informació i la imatge que la persona hagi volgut donar, i no la que altres hagin transmès sobre ella.
Seguint amb aquest raonament és interessant la darrera Gazzetta publicada per Manfatta. (Som incapaç de trobar-la a la seva web, així que, com que donen els permisos corresponents, la reprodueixo aquí):
La gazetta: ISSN 1697-0918
La gazetta
Visibilidad
En un entorno cada vez más competitivo, donde los profesionales somos marcas, la visibilidad adquiere un valor estratégico. ¿En qué consiste? ¿Cómo se adquiere? ¿Cómo funciona la industria de la visibilidad?
En 1997 Tom Peters publicó The Brand Called You, el artículo que dio origen al concepto de marca personal. En él, sostenía que todos somos directores de una empresa, “Yo, S.L.”, y que como tales cuidamos (o deberíamos) de nuestro posicionamiento. Por activa o por pasiva, todos tenemos una reputación, basada en la percepción que el otro tiene de nosotros. Peters propone la diferenciación como estrategia activa para prosperar en nuestro sector profesional.
La visibilidad
Para tener una reputación, el requisito previo es ser visible. Si no te ven, no eres. Lo cuentan Irving Rein y Philip Kotler en High Visibility. Esta gazetta presenta algunos de sus conceptos clave.
Según sus autores, “Cuando una persona logra crearse una marca diferenciada, dicha persona resulta conocida para su público objetivo, goza de capacidad de permanencia a largo plazo en su mercado, se diferencia de forma clara y significativa de sus competidores; esto se traduce en una prima económica por su visibilidad.” (pág. 6).
Los sectores profesionales que se han preocupado por la visibilidad han variado a lo largo del tiempo. Al principio, príncipes y presidentes tuvieron el monopolio. Les siguieron los artistas en sus varias acepciones, culminando con la industria del cine. Las prácticas publicitarias de Hollywood fueron entonces adoptadas por los deportistas de elite. De ahí pasaron a los presidentes y directores de grandes compañías, que actúan como portavoces de las mismas.
Hoy en los EEUU, el país de referencia en gestión de marca personal, son ya muy diversos los profesionales con una estrategia activa de proyección: abogados, cirujanos, incluso agentes inmobiliarios. En general, a mayor competencia en el sector, mayores esfuerzos por conseguir visibilidad individual.
La industria de la visibilidad
Los autores del libro distinguen cuatro etapas en la búsqueda de visibilidad. La primera es de factura casera. El aspirante se apoya en su familia y amigos y gestiona como mejor sabe la exposición pública de su talento: no existe aquí la intermediación.
En la etapa de “industrialización temprana”, el aspirante cuenta con apoyos profesionales (un agente, un abogado, un gestor financiero), a menudo sólo en casos de crisis y sin una estrategia a largo plazo.
La “industrialización tardía” se caracteriza por la sofisticación del modelo. El aspirante cuenta con el apoyo de organizaciones que pueden proporcionarle todo tipo de servicios, desde los relacionados con su imagen personal hasta la realización de estudios de mercado. En esta fase el control del proceso pasa del aspirante a la organización.
La fase de “descentralización” globaliza el servicio, a beneficio de los que podríamos llamar “famosos mundiales” (actrices, expresidentes, directivos de multinacionales) cuya base de operaciones es el mundo.
Las cuatro fases de la industria de la visibilidad coexisten hoy. El libro presenta un análisis pormenorizado de todos los perfiles profesionales que operan en el sector y la manera como interrelacionan.
En casa
¿Existe aquí una industria similar a la descrita en el libro? En mi experiencia estamos aún en una fase incipiente. Si no hay demanda, no hay oferta, y no nos animamos a demandar servicios de visibilidad. No nos interesa ser visibles. Al respecto resulta revelador y extrapolable el excelente artículo publicado por Carmen García Ribas, “Barcelona y la perpetua insignificancia” (La Vanguardia, 29.10.06). La autora explica muy bien el sentimiento de “inhibición emocional” que nos frena y nos lleva a la “clandestinidad social”. Quiero pensar que podemos cambiar este clima ciudadano y conseguir el reconocimiento público del logro, como manera efectiva para fomentar la creatividad y el mérito.
La próxima Gazetta estará en tu buzón el día 15. Hasta entonces, esta conversación continua en nuestro blog.
Neus
Neus es socia directora de Manfatta, empresa de comunicación especializada en nuevos formatos.
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2 comentaris:
Es por eso que yo creo que la "web 2.0" tal como está constituida ahora es un modelo de vigilancia de todos por todos. Pero aún existe una cierta separación entre la realidad atómica y la virtual que permite, como mencionas, una gestión de la propia marca personal (un cierto margen de anonimato).
¿Qué ocurrirá cuando la tecnología RFID se implanten masívamente?
¿Cuando las cámaras IP capaces de rastrear rostros y asociarlos con una "identidad" dentro de una base de datos puedan ser usadas dentro de las empresas?
¿Cuando podamos marcar una casa con información relativa al dueño de esa casa en un futuro entorno "geoweb"?
¿Cuando sean tus propios vecinos los que te vigilen?
La transparencia de la que se vanagloria Internet hoy es un arma de doble filo.
Bel,
no la encontrabas porque no estaba. Pero ahora sí!
Gràcies,
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